Domingo, 28 de marzo del 2015. Diario Crónicas
Argentinas
Encuentran una llave en un cuarto de helado de sambayón
El
afectado estaba comiendo su cuarto de helado de sambayón cuando su cuchara tocó
algo duro.
Eran las 5:30 de la tarde del sábado 14 de marzo,
cuando un grupo de amigos estaban reunidos en la casa de la víctima. En medio
de las risas, surgió el hambre como la luz en el anochecer. El grupo tuvo una
discusión sobre qué pedir, hasta que se decidieron por helado. Si hubieran
sabido lo que les esperaba... El pedido fue un kilo de chocolate, dulce de
leche granizado, frutilla a la crema y crema de café, pero nuestro
protagonista, Juan Carlos Mollar, pidió especialmente para él un cuarto de
sambayón aparte del medio kilo. Para las 6 de la tarde, el pedido había
llegado. El delivery les entregó la bolsa y Juan Carlos el dinero. Los amigos
empezaron a servirse, mientras que nuestro amigo degustaba el suyo de sambayón
desde la comodidad del pote de telgopor.
Entre risas, sucedió la tragedia. La cuchara hizo
contacto con algo duro enterrado en el helado, como una pala hace contacto con
un cofre del tesoro enterrado en el fango. Juanca se sorprendió ante lo
ocurrido y se lo comentó a sus amigos con cierta cara de preocupación, pero
ellos se lo tomaron a chiste y empezaron a apostar que seria lo que ocultaba el
sambayón. Al final, ninguno ganó: lo que se ocultaba era una llave.
"Estamos devastados" confesó el dueño,
Leandro Pino. Desde el incidente, el porcentaje de sambayón bajó un 35%. La
familia está devastada, ya que su sambayón es una receta familiar secreta de
hace seis generaciones, traída desde España. El matrimonio, dueño de Los pinos,
también denunció que sus hijos habían sufrido maltratos por parte de sus compañeros
de escuela. Desde "sambayón con sorpresa" hasta "cada gusto viene
con regalo", los hijos han declarado que sufren mucho por el error del
heladero.
Aunque aquí nadie se salva: tanto Manuel como Juan
Carlos la pasan mal. Desde lo ocurrido hasta el día de la fecha, a Juanca lo
han llamado familiares de todos los lugares para reírsele en su cara. Hijos,
hermanos, otros amigos de Juan Carlos que no pudieron estar allí, primos,
parientes lejanos, y hasta su abuelo de 81 años lo llamó para gastarle unas
bromas. Aunque la peor pasada la tuvo Manuel. El joven de 19 años que trabajaba
en la heladería lamentablemente fue despedido, y hasta hoy, domingo 28 de
marzo, no encuentra un trabajo.
Muy bien, Cami! Muy buen texto!
ResponderBorrar