viernes, 12 de mayo de 2017

Ensayo de MEDEA de Euripides

Ensayo de Medea de Eurípides
Las tragedias griegas se basan en el desequilibrio y tienen como objetivo sacar afuera las pasiones. En el texto Medea de Eurípides podemos ver una fuerte contraposición entre la realidad y la apariencia de los personajes, la cual será analizada en base a las características de la tragedia griega en este ensayo.
La contraposición entre lo real y lo aparente se puede ver explícitamente en el personaje de Medea. Las verdaderas intenciones de la protagonistas son regidas por la pasión, el amor obsesivo y desmedido y el deseo.
La realidad de los actos de Medea no son correctos para una mujer griega de la época, por lo que debe disfrazar con un máscara sus verdaderas intenciones frente a los otros.
En este fragmento, donde Medea debe apelar a su inteligencia y pedirle a Creonte que la deje quedarse un día más,  podemos ver claramente lo anterior mencionado:
MEDEA: Déjame que me quede tan sólo el día de hoy 340 para pensar en cómo va a poder ser mi exilio y a mis hijos recursos buscarles (...)
CREONTE: Nada hay en mi carácter que tiránico sea; el mostrar compasión fue siempre mi desdicha. Y así ahora, aunque veo, mujer, que me equivoco, 350 concedo lo que pides (...)
CREONTE sale de escena y MEDEA se dirige al coro.
MEDEA: (...) me ha dejado que el día de hoy pase aquí, en el cual a mis tres enemigos voy a matar, el padre, la muchacha y mi esposo. (...)


Todas las mentiras que Medea emplea le funcionan como una excelente arma a lo largo de la tragedia para alcanzar sus objetivos. El momento mejor empleado de su trampa es cuando convence a Jasón de llevar a sus hijos al palacio durante su segundo diálogo, pieza importante para llevar a cabo su venganza:
MEDEA: (...) ¡Hijos, hijos, venid, salid, dejad la casa! Conmigo saludad a vuestro padre, habladle, a vuestra madre uníos en el dejar a un lado la discordia que hasta hoy con un amigo tuve, pues hay ya entre los dos paz sin rencor alguno. (...)
JASON: (...) ¿Y tú, por qué de lágrimas se llenan tus pupilas y tu blanca mejilla vuelves sin acoger alegre las palabras que te estoy dirigiendo?
MEDEA: No es nada; en estos hijos pensaba solamente.
JASÓN: Pues bien, tranquila queda; yo me ocuparé de ellos.

Jasón, quien es el héroe indiscutible de Grecia por sus grandes actos, asume y actúa en base al deber, la razón y la conveniencia. Por su parte, su esposa posee las contrapartes de Jason y se deja llevar por la pasión, el amor y el deseo.
En el primer diálogo entre Medea y Jasón en la tragedia podemos ver a los protagonistas desarrollando sus roles al inverso:
JASON: (...)  aunque tu me detestes, no sentiré jamás aversión hacia ti.
MEDEA: (...) yo desahogaré mi alma con lo que he de decirte y tú padecerás cuando oigas mis injurias


Esto se ve claramente cambiado y es lo que ocasion el desequilibrio y, por lo tanto, la tragedia y su catarsis. Antes de Medea, Jasón se dejaba llevar por los mismos sentimientos de amor desmedido y pasión que llevaban a Medea (este es el hecho por el cual se casan) pero el cambio del héroe, al buscar su propia conveniencia y aceptar sus roles como tal, desencadenan la trama.

La obra de Eurípides desafía la estructura tradicional de las tragedias griegas, planteando el desequilibrio como la catarsis que mueve la historia, además de dar vuelta los roles de los personajes, dejando que sentimientos como la pasión y el deseo (que generan desequilibrios) sean los que muevan la historia, hagan triunfar a la protagonista y restauren el equilibrio.

"Ni idea"

Ni idea
¿Cómo podemos pensar mejor?
Camila Basso, 5º año NES

Si bien los seres humanos somos capaces de pensar más allá de lo posible, es verdad que siempre se puede ir por más. Para ello, debemos preguntarnos: ¿qué ideas nos ayudarían a pensar mejor?. En este informe daremos una breve y concisa explicación de las posturas de distintos autores sobre este tema.
Para introducirnos en la problemática planteada, debemos tener en cuenta que el hombre necesita de herramientas para crecer y pensar, tanto físicas como mentales. Estas cambian y moldean nuestras mentes, según Federico Kukso. Kevin Kelly plantea que el instrumento más elemental de todos es el fracaso, que es el primer paso hacia el conocimiento. Pero para fracasar uno tiene que experimentar, dice Roger Schank. En cada ámbito de nuestras vidas experimentamos y luego fracasamos, y eso es lo que nos permite llegar, paulatinamente, al conocimiento.
Ahora, es importante la separación de información y conocimiento, que son dos conceptos distintos. Para Nicholas Carr, el conocimiento es la información que retenemos y recordamos con nuestras propias palabras, mientras que la información nos llega y pasa de largo. Los docentes son los mediadores entre estos dos elementos, y son ellos quienes logran que una información pase a ser un conocimiento en nuestras mentes. Hoy en día estamos saturados de información, gracias a las redes sociales y los medios masivos de comunicación, pero solo la que recordamos nos ayuda a pensar mejor. Otros autores, como Clifford Pickover, plantean que la disponibilidad de la misma información y, por lo tanto, de conocimientos genera que los humanos desarrollemos ideas parecidas conjuntamente. Ejemplos fáciles de esto se encuentran en las ciencias, donde se ha visto más de una vez como dos científicos, completamente ajenos, desarrollaron teorías o inventos similares al mismo tiempo; como Charles Darwin y Alfred Wallace, quienes escribieron su propio “Teoría de la Evolución” en simultáneo.
Anteriormente mencionamos cómo las herramientas que poseemos y fabricamos nos cambian y eso se debe a que nuestro cerebro es maleable. Don Tapscott nos cuenta cómo nuestra mente puede cambiar y aumentar su capacidad de conocimiento y pensamiento. ¿Cómo podemos lograr transformar nuestras mentes y ejercitarlas para poder pensar mejor? Un paso para lograrlo es entender que esos mismos aparatos que nos cambian no deben determinar nuestras elecciones. Douglas Rushkoff insiste en que la tecnología no nos da libertad, pero que ser consciente de ello es lo que nos permite elegir. Por otra parte, para Samuel Barondes, una herramienta cognitiva, como la de entender las diferencias y similitudes entre los humanos, es lo que logra que pensemos mejor. Reconocer lo que compartimos con los otros y a la vez saber que somos únicos ayuda a desarrollar distintos aspectos personales que terminan convirtiéndose en herramientas.
Matt Ridley plantea que el pensamiento individual no es el que logra que pensemos mejor, sino el trabajo en conjunto. El intercambio entre nosotros es lo que nos lleva a saber, entender y hacer cosas nuevas. Para Ridley, la inteligencia individual no supera al cerebro colectivo.

Pensar mejor depende de nosotros, de nuestras actitudes, de nuestras relaciones con los demás y nuestra manera de ver el mundo que nos rodea. Pensar mejor no se logra únicamente con poseer herramientas físicas, sino tener las herramientas mentales a mano y ejercitarlas. Saber equivocarse, animarse a lo nuevo, colaborar y respetar a los otros, ser curioso y amarse a uno mismo son las bases que debemos tener para que nosotros y el resto evolucionemos.